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El cambio climático intensifica la crisis alimentaria global: los precios se disparan por eventos climáticos extremos

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El cambio climático está impactando considerablemente en los mercados de alimentos a nivel internacional. Un análisis reciente ha revelado que los eventos climáticos extremos, tales como olas de calor, sequías prolongadas e inundaciones, están provocando incrementos nunca antes vistos en los precios de productos alimenticios esenciales, afectando a productores y consumidores, y agravando los desafíos sociales y económicos en diversas áreas del mundo.

La investigación analizó dieciséis casos en dieciocho países entre 2022 y 2024, identificando incrementos de precios atribuibles directamente a eventos climáticos que excedieron todos los registros históricos previos a 2020. Esta evidencia sugiere que los efectos del cambio climático en la agricultura ya no son una amenaza a largo plazo: son una realidad actual con consecuencias tangibles.

Alimentos esenciales, precios inestables

Entre los casos más destacados están productos como el arroz, el cacao y el aceite de oliva. En Japón, el valor del arroz ascendió un 48 % en septiembre de 2024, tras una ola de calor sin precedentes, la más intensa desde 1946. En Europa, el precio del aceite de oliva creció un 50 % en enero del mismo año, debido a una sequía prolongada que afectó gravemente las cosechas en Italia y España. Del mismo modo, el costo del cacao subió un 280 % en abril de 2024, como resultado directo de una ola de calor en Ghana y Costa de Marfil, países que producen casi el 60 % del cacao a nivel mundial.

Casos como estos reflejan una tendencia alarmante: el clima extremo ya no es un evento esporádico, sino una variable constante que está modificando el comportamiento de los mercados alimentarios. Cultivos tradicionales en distintas regiones han mostrado una sensibilidad creciente a las nuevas condiciones climáticas, y la falta de previsibilidad en las cosechas genera escasez y presión sobre los precios.

Efectos sociales y sanitarios preocupantes

La subida de precios de los alimentos saludables, como las frutas y las verduras, impacta no solo la capacidad de compra de las familias, especialmente de aquellas con ingresos bajos, sino que también puede tener repercusiones en la salud a largo plazo. La reducción en la ingesta de productos frescos, provocada por el encarecimiento, está relacionada con el incremento de enfermedades como la desnutrición, la diabetes tipo 2 y los problemas cardiovasculares.

Además, el análisis indica que el encarecimiento de los productos alimenticios influye directamente en la inflación general. Cuando los alimentos suben de precio, el costo de vida se incrementa, impactando la estabilidad económica y elevando la probabilidad de conflictos sociales. Las manifestaciones, la inestabilidad política y el descontento social son algunas de las posibles repercusiones en zonas vulnerables frente a estos aumentos de precios.

Un aviso acerca del porvenir

El reporte señala que los fenómenos climáticos extremos continuarán aumentando si no se disminuyen rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero. Las condiciones actuales ya están impactando seriamente las cosechas, y las previsiones indican una mayor frecuencia de estos eventos en el futuro cercano y medio.

La percepción ciudadana también ha cambiado. Según el estudio, el aumento de precios de los alimentos ya es el segundo impacto climático más notorio en la vida cotidiana de las personas, solo superado por la experiencia directa de calor extremo. Esta creciente conciencia pública refuerza la urgencia de actuar frente a la crisis climática de manera coordinada y decidida.

Un sistema alimentario bajo presión

El encuentro de diversas crisis —climática, económica, de salud y geopolítica— ha puesto bajo estrés el sistema alimentario global. La disminución de la disponibilidad debido a eventos climáticos, junto con un contexto internacional caracterizado por conflictos y barreras comerciales, está produciendo una situación de constante oscilación en los precios de los alimentos.

Este escenario demanda un rediseño profundo de las políticas agrícolas y alimentarias, así como una inversión decidida en resiliencia climática y sostenibilidad. A medida que las temperaturas globales aumentan, también lo hace la necesidad de transformar los sistemas de producción para proteger tanto a los agricultores como a los consumidores más vulnerables.

Perspectivas futuras

Los resultados de esta investigación llegan en un momento clave, justo antes de una importante cumbre internacional sobre sistemas alimentarios. Si bien el estudio no determina soluciones específicas, plantea con claridad los desafíos inmediatos que enfrenta la humanidad en la intersección entre cambio climático y seguridad alimentaria.

Lo que hasta hace unos años se veía como un desafío futuro, hoy se presenta con gran intensidad en las estanterías de los supermercados, en los comercios locales y en la cotidianidad económica de millones de individuos. Sin medidas concretas, el clima intenso continuará elevando los precios, exacerbando la desigualdad y afectando la salud y la estabilidad social a nivel mundial.

Por Otilia Adame Luevano

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