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Ahorrar dinero con ingresos limitados: guía práctica

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Guardar dinero puede resultar complicado cuando los ingresos no son altos, pero con autodisciplina en el manejo del dinero, ingenio y dedicación a tus metas, es posible lograr una mejora en tu situación financiera personal. Ya sea que tengas ingresos estables, seas freelance o tus ganancias fluctúen, hay tácticas para distintas circunstancias que permiten que el ahorro se integre de manera constante en tu rutina.

Identifica y comprende tus hábitos financieros

El primer paso antes de ahorrar es realizar un diagnóstico detallado de tu situación económica actual. Lleva un registro de todos tus ingresos y egresos durante al menos un mes. Puedes utilizar una libreta, una hoja de cálculo o aplicaciones móviles especializadas en gestión financiera. Analiza en qué gastas el dinero, identifica patrones y determina cuáles son tus gastos obligatorios —como alimentación, vivienda y transporte— y cuáles son variables o prescindibles, como entretenimiento, compras espontáneas o comidas fuera de casa.

Este estudio te ayudará a observar con claridad tus patrones de gasto y a identificar pérdidas económicas que, acumuladas a lo largo de los meses, pueden llegar a ser una cantidad considerable. Lo importante es identificar esas adquisiciones pequeñas que, aunque parezcan irrelevantes, disminuyen tu habilidad para ahorrar.

Establece objetivos de ahorro realistas y medibles

Ahorrar sin un propósito suele resultar menos efectivo. Define una meta concreta: ¿Para qué quieres ahorrar? Puede ser crear un fondo de emergencias, comprar un electrodoméstico, iniciar un microemprendimiento o planificar unas vacaciones modestas. Una vez definido, determina con precisión cuánto dinero necesitas y en cuánto tiempo deseas alcanzarlo. Por ejemplo, si tu objetivo es reunir $6,000 en 12 meses, necesitarás ahorrar $500 cada mes.

Esta comprensión te brindará impulso y te ayudará a alinear tus expectativas con tu situación financiera. Ajustar el objetivo a tus ingresos reduce la decepción y te proporciona un plan que trasciende una mera aspiración.

Crea un plan de gastos adaptable y práctico

Un presupuesto es tu mejor aliado para gestionar el dinero consciente y racionalmente. Distribuye tus ingresos mensuales en porcentajes adaptados a tu situación. Una estructura sugerida es la regla 50/30/20: 50% para necesidades básicas, 30% para deseos personales y 20% para el ahorro y el pago de deudas. Si tus ingresos son limitados, quizá debas ajustar estos porcentajes; lo importante es que, por pequeño que sea el monto destinado al ahorro, mantengas la constancia.

Ejemplo ilustrativo: imagina que tus ingresos mensuales son de $8,000. Si decides guardar un 10%, eso sería $800. Si tus gastos fijos son el 70%, analiza tus gastos variables para disminuirlos o encuentra opciones más económicas.

Prioriza el ahorro como un gasto fijo obligatorio

Aquellos que consiguen guardar dinero con efectividad tienden a verlo de la misma manera que el pago del alquiler o de la luz: como un deber, no algo opcional. Configura, si puedes, una transferencia mensual tan pronto recibas tu sueldo, antes de utilizar el resto. Varias instituciones bancarias ofrecen la opción de establecer transferencias automáticas a una cuenta de ahorro para prevenir que se gaste esa cantidad.

Aunque apartes $50 o $100 mensualmente, experimentarás ventajas a largo plazo. Con perseverancia y paciencia, ese hábito proporcionará una sensación más fuerte de seguridad y control económico.

Reduce gastos con estrategias concretas

En casos de ingresos restringidos, reducir los gastos es esencial. Aquí te presentamos algunas sugerencias útiles:

1. Compra planificada: elabora listas de compras, evita las compras impulsivas, busca promociones y compara precios antes de adquirir productos, especialmente los de uso cotidiano.

2. Cocina en casa: cocinar tus propios alimentos reduce significativamente los gastos en comparación con comer fuera. Además, preparar en cantidad te permite ahorrar tiempo y aprovechar mejor los ingredientes.

3. Evalúa los servicios que tienes contratados: considera la posibilidad de renegociar las tarifas de telefonía, internet, televisión por cable o suscripciones. En muchas ocasiones, estamos pagando por servicios que no aprovechamos completamente o que podrían tener opciones más económicas.

4. Transporte inteligente: utiliza transporte público, camina cuando sea posible o comparte viajes con familiares o amigos para dividir costos, en lugar de utilizar transporte privado constantemente.

5. Entretenimiento gratuito o de bajo costo: busca actividades culturales gratuitas, aprovecha parques, bibliotecas y eventos comunitarios, o comparte tiempo con amigos en actividades caseras en vez de acudir siempre a lugares de pago.

Genera ingresos adicionales

Optimizar los ingresos también es una estrategia válida para poder ahorrar más, aunque sea en montos pequeños. Identifica habilidades, talentos u objetos sin uso que puedas monetizar. Algunas opciones pueden ser ofrecer servicios de clases particulares, manualidades, reparaciones menores, ventas por internet de ropa o artículos en desuso, o aprovechar apps de microtrabajos temporales.

Informes oficiales, como los del Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), sugieren considerar el autoempleo, los pequeños emprendimientos o los trabajos a tiempo parcial, como opciones para ampliar las fuentes de ingresos en hogares que enfrentan dificultades económicas significativas.

Utiliza medios educativos y financieros de la comunidad

Descubre programas y recursos del gobierno o de organizaciones civiles que brinden asesoría financiera, talleres de formación en economía o métodos de ahorro colectivo, como las tandas y los fondos comunitarios. Estos sistemas, muy comunes en Latinoamérica, facilitan la inclusión de diversas personas, quienes contribuyen regularmente con una cantidad y, mediante sorteo o en turnos, obtienen el total reunido, apoyando a quienes encuentran difícil ahorrar de forma individual.

Existe también material educativo gratuito en línea, brindado por universidades, bancos y ONG, que enseña herramientas prácticas de administración del dinero adaptadas a contextos de bajos ingresos.

No te sobreendeudes más allá de tus capacidades

Si bien los préstamos pueden ser útiles en situaciones de emergencia o para comprar bienes de larga duración, endeudarse para sufragar gastos diarios a menudo empeora la presión económica, particularmente si las tasas de interés son altas. Antes de pedir un préstamo, evalúa si realmente es necesario, compara las tasas de interés y busca opciones de pago que sean flexibles.

Aprender a distinguir entre deudas productivas (que generan ingresos o patrimonio) y deudas de consumo es fundamental; prioriza siempre mantener al mínimo las segundas para no comprometer tu capacidad de ahorro.

La mentalidad lo es todo: desarrolla hábitos y una visión a largo plazo

El progreso constante en tus finanzas inicia adoptando una mentalidad enfocada en la mejora constante y la autodisciplina. Valora cada objetivo de ahorro conseguido, aunque sea mínimo, y considera las ventajas que proporciona a tu vida el estar preparado para sorpresas o contar con apoyo para tus planes.

Si se presentan dificultades —como costos imprevistos, disminución de ingresos o emergencias familiares— adáptate sin dejar de lado el hábito de ahorrar. Ten presente que la adaptabilidad también es una ventaja en la gestión financiera.

Economizar de manera sustentable con ingresos acotados: realidad y posibilidades

Guardar dinero con ingresos limitados puede implicar un cambio significativo: reevaluar prioridades, tomar decisiones claras y mantenerse constante. Aunque el margen sea reducido, gestionar tus finanzas te proporciona independencia, serenidad y habilidad para enfrentar imprevistos. Economizar, incluso en pequeñas cantidades, posee un fuerte efecto acumulativo y te ayuda a proyectar un futuro más seguro, donde tú controlas el destino de tu economía.

Por Otilia Adame Luevano

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