Alberto Padilla, periodista mexicano y rostro inconfundible de la economía en CNN en Español, falleció inesperadamente dejando un legado imborrable tanto dentro como fuera de las cámaras. Durante más de una década, Padilla fue una voz confiable para millones de espectadores en Latinoamérica y Estados Unidos. Su carisma y profesionalismo marcaron una era en la cadena noticiosa.
El periodista, originario de Monterrey, Nuevo León, destacó por su habilidad para hacer accesible la complejidad de los mercados financieros. Como presentador principal de los segmentos económicos de CNN en Español desde 1997, Padilla cerraba el día informativo con su característica frase: “Antes de despedirme, déjeme contarle que…”. Este toque personal era solo una muestra del estilo cálido y cercano que definió su carrera.
Una vida más allá del periodismo
Aunque su nombre está ligado a la economía y las finanzas, Alberto Padilla era mucho más que un periodista. Para sus amigos y familiares, era simplemente “Beto”, un hombre optimista, apasionado y siempre dispuesto a disfrutar de la vida.
Padilla era padre de Renato y Pablo, quienes fueron una prioridad en su vida. Incluso tras dejar CNN en Español, permaneció en Atlanta para estar cerca de ellos, compartiendo viajes y aventuras que sus hijos recordaron con cariño en su funeral.
Entre sus pasatiempos destacaban el golf y la aviación. Obtuvo su licencia de piloto y solía invitar a sus amigos a acompañarlo en sus vuelos, demostrando el mismo aplomo que tenía frente a las cámaras. Una anécdota reveladora recuerda cómo en uno de sus primeros vuelos nocturnos confesó a un amigo que estaba aprendiendo a manejarse en esas condiciones, pero lo hizo con la calma que lo caracterizaba.
Homenajes y legado
Glenda Umaña, excompañera de CNN, lo describió como un hombre que “amaba trabajar, pero siempre daba prioridad a lo que le gustaba hacer”. Su capacidad para construir vínculos auténticos marcó a quienes lo conocieron. Patricia Ramos, otra colega, recordó cómo Padilla llegaba a la redacción con su “morral colgado de un solo hombro” y un comentario sarcástico que provocaba carcajadas entre sus compañeros.
Tras más de dos décadas en Atlanta, Padilla decidió mudarse a Costa Rica, un país que llegó a amar profundamente. Allí vivió sus últimos años, y sus restos serán trasladados a Monterrey, donde descansarán finalmente.
Alberto Padilla deja un vacío en el mundo del periodismo, pero también el recuerdo de una vida plena, marcada por su pasión, compromiso y alegría.