Costa Rica se ha consolidado internacionalmente como un referente del turismo sostenible y el ecoturismo. Con apenas alrededor del 0,03% de la superficie terrestre del planeta, contiene cerca del 5% de la biodiversidad mundial, una vasta red de áreas protegidas y una matriz eléctrica predominantemente renovable. Esa combinación de riqueza natural y voluntad política ha permitido diseñar e implementar un conjunto de estrategias integradas —políticas públicas, certificaciones, participación comunitaria, mecanismos económicos y proyectos privados— para promover un turismo que conserve ecosistemas y mejore la calidad de vida local.
Políticas públicas y marcos institucionales
El impulso público es clave. Entre las piezas institucionales y normativas más relevantes se encuentran: – Instituto Costarricense de Turismo (ICT): promueve políticas, regula la actividad y administra programas de promoción y capacitación. – Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC): administra parques y reservas nacionales, define normas para el acceso y la investigación científica. – Certificación para la Sostenibilidad Turística (CST)Bandera Azul Ecológica: programa de gestión local que incentiva buenas prácticas en saneamiento, manejo de residuos, educación ambiental y gestión del agua. – FONAFIFO y el Pago por Servicios Ambientales (PSA): mecanismo que remunera a propietarios que conservan bosques, fomentando la oferta de paisajes y servicios ecosistémicos atractivos para el turismo. – Planes de descarbonización y metas de energías renovables que integran al sector turístico como actor transversal.
Estos elementos establecen directrices, incentivos y penalizaciones que guían a las empresas y comunidades hacia prácticas sostenibles.
Certificación y buenas prácticas en alojamientos y operadores
La certificación CST y otras etiquetas privadas impulsan mejoras concretas: gestión eficiente del agua, tratamiento de aguas residuales, aprovechamiento de energías renovables (solar, biogás), manejo integrado de residuos (compostaje, reciclaje), diseño bioclimático y compra de alimentos locales. Ejemplos representativos: – Hospedajes en la península de Osa que integran energías solares, plantas de tratamiento y programas de contratación local, vinculando su oferta al financiamiento de iniciativas de conservación. – En la Reserva Bosque Nuboso de Monteverde, pequeñas y medianas empresas turísticas trabajan en conjunto con ONGs y la municipalidad para regular senderos, capacitar guías y promover tarifas que financien conservación. – Proyectos pilotos de reducción de plásticos de un solo uso en comunidades turísticas y aeropuertos regionales, y programas de certificación que exigen trazabilidad en la cadena de suministro.
La implementación de normas no solo disminuye los impactos; también optimiza la competitividad y el posicionamiento de la oferta en mercados sensibilizados.
Gestión de áreas protegidas y control de visitantes
Costa Rica asegura cerca de una cuarta parte de su territorio con parques nacionales, reservas biológicas y santuarios de vida silvestre. La administración de estas regiones incluye: – Cuotas de acceso que financian la conservación y la vigilancia. – Control de entrada: requerimientos de permisos, reservas previas y guías obligatorios en áreas delicadas como el Parque Nacional Corcovado, donde existe un control estricto de visitantes diarios para minimizar el impacto ambiental. – Iniciativas de monitoreo de fauna y flora, así como protocolos de investigación que involucran al turismo como herramienta para la recopilación de datos (turismo científico y de observación). – Corredores biológicos y acuerdos entre propietarios privados y el gobierno para conectar áreas protegidas y mantener la integridad ecológica.
Estas acciones intentan armonizar el acceso del público con la preservación a largo plazo.
Viajes comunitarios y ventajas para comunidades locales
El turismo comunitario —proyectos conducidos por agricultores, comunidades indígenas y grupos locales— asegura que las ganancias se mantengan en el área y promueven la protección mediante el uso directo. Aspectos importantes: – Vivencias culturales genuinas: recorridos con guías de las comunidades indígenas (como en la región de Talamanca), comida típica, artesanías y preservación de conocimientos. – Cooperativas de hospedaje y guías que distribuyen beneficios y crean empleo en la comunidad, enfocándose en la equidad de género y en proporcionar oportunidades a los jóvenes. – Formación técnica en manejo empresarial, idiomas, hospitalidad y guianza naturalista impulsada por el ICT y organizaciones no gubernamentales.
Casos como la transición de economías extractivas a actividades turísticas sostenibles en la Península de Osa muestran el potencial del enfoque comunitario para conservar ecosistemas y mejorar condiciones de vida.
Mecanismos económicos y financiación de la conservación
El turismo sostenible en Costa Rica se apoya en instrumentos financieros y económicos que internalizan el valor ambiental: – Pago por Servicios Ambientales (PSA): incentiva la conservación privada y la reforestación, creando paisajes atractivos para turistas. – Fondos generados por tarifas de entrada a parques, donaciones de visitantes y acuerdos público-privados que financian infraestructura verde y programas de conservación. – Microcréditos y fondos de apoyo a emprendimientos verdes que permiten a pequeñas empresas adoptar tecnologías limpias y mejores prácticas. – Programas de compensación de emisiones y venta de créditos de carbono vinculados a proyectos forestales, aunque su diseño requiere transparencia para garantizar beneficios locales y conservación real.
Estos mecanismos buscan alinear incentivos económicos con objetivos ambientales y sociales.
Innovación, estudio y vigilancia
La incorporación de tecnología y ciencia mejora la gestión del turismo sostenible: – Sistemas de información geográfica (SIG) y bases de datos para identificar zonas sensibles y planificar capacidades de carga. – Plataformas digitales para reserva y control de visitantes que permiten programar aforos en tiempo real. – Participación de universidades (Universidad de Costa Rica, Universidad Nacional, entre otras) en investigación sobre biodiversidad, impactos del turismo y estrategias de adaptación al cambio climático. – Apps y programas de ciencia ciudadana que registran avistamientos de fauna, calidad de agua y otros datos útiles para la gestión.
El soporte técnico fundamenta las decisiones y mejora la claridad en la gestión de recursos.