Nuestro sitio web utiliza cookies para mejorar y personalizar su experiencia y para mostrar anuncios (si los hay). Nuestro sitio web también puede incluir cookies de terceros como Google Adsense, Google Analytics, Youtube. Al usar el sitio web, usted consiente el uso de cookies. Hemos actualizado nuestra Política de Privacidad. Por favor, haga clic en el botón para consultar nuestra Política de Privacidad.

Menor crecimiento económico y tipo de cambio afectan el empleo en Costa Rica

Menor crecimiento económico y tipo de cambio estancan la generación de empleo en Costa Rica

Aunque las estadísticas generales aún muestran un panorama favorable para la economía de Costa Rica, los especialistas alertan que el impulso del crecimiento ha disminuido y que áreas claves en la creación de empleo enfrentan desafíos considerables. El sector agrícola, la construcción, el turismo, y una parte de la industria local evidencian retrocesos o están paralizados, lo cual genera inquietud respecto al futuro próximo del empleo.

Según estudios recientes, la producción agrícola ha mostrado resultados negativos durante varios meses seguidos. El indicador que evalúa la actividad del sector agropecuario, divulgado por el Banco Central, indicó que en junio hubo una nueva caída, confirmando una tendencia que ha persistido por más de seis meses. Este fenómeno refleja los desafíos que afrontan los productores, incluyendo la fluctuación de los precios internacionales, el aumento de los costos y condiciones climáticas desfavorables.

La construcción, otro de los pilares tradicionales de la economía, también ha experimentado retrocesos que no pasan desapercibidos. El indicador de actividad económica mostró que en junio esta industria registró una caída adicional, completando varios meses en contracción. Esta situación incide directamente en la creación de empleo, dado que se trata de un sector que históricamente absorbe mano de obra de manera significativa, especialmente en proyectos de infraestructura y vivienda.

En el ámbito del turismo, aunque en julio se observó un pequeño aumento en la llegada de turistas, los números acumulados anuales continúan siendo más bajos que los del año pasado. Este campo, que genera ingresos en moneda extranjera y trabajo, sobre todo en áreas costeras y rurales, enfrenta una reactivación más pausada de lo anticipado después de los impactos de la pandemia y los cambios en la demanda a nivel global. La reducción en los meses iniciales del año muestra que la reactivación turística no se ha logrado plenamente.

Los economistas advierten que las empresas que operan bajo el régimen definitivo, es decir, las que conforman la mayor parte de la economía local, crecen a un ritmo muy reducido. Esto implica que los negocios que más oportunidades laborales generan para la población apenas logran mantenerse en movimiento, lo que reduce la posibilidad de nuevas contrataciones. Según los especialistas, esta falta de dinamismo responde a varios factores internos y externos que limitan la inversión y la expansión empresarial.

Un factor que explica esta conducta es la política monetaria restrictiva implementada en años recientes. Las acciones dirigidas a contener la inflación han conseguido su propósito, pero también han hecho que los préstamos sean más caros, limitando el espacio para que las empresas financien proyectos o expandan su capacidad productiva. Esto se refleja en una menor actividad económica y, por lo tanto, en un obstáculo para la generación de empleo.

La incertidumbre también juega un papel determinante. Por un lado, factores internacionales como los cambios en la política económica de Estados Unidos impactan las expectativas de los inversionistas. Por otro, en el plano local, la desaceleración del consumo privado, el comportamiento del tipo de cambio y las dudas sobre posibles variaciones en las políticas económicas después de las elecciones presidenciales generan un ambiente poco favorable para las decisiones de mediano y largo plazo.

A diferencia de la economía local, las zonas francas han presentado un rendimiento más estable, debido a su enfoque en la exportación y a la participación de corporaciones globales. Sin embargo, este ámbito también enfrenta obstáculos, como el reciente impuesto del 15 % que Estados Unidos implementó sobre bienes costarricenses. Esta acción podría disminuir la competitividad de la nación en comparación con otros mercados del área y, por ende, influir negativamente en el flujo de inversión internacional que ha sido uno de los impulsores del crecimiento en tiempos recientes.

Según el consenso de los especialistas, el escenario presente no resulta muy favorable para la creación de puestos de trabajo. A pesar de que los datos anuales aún se consideran sólidos, las estadísticas trimestrales reflejan una disminución del impulso que genera inquietud. Los patrones recientes demuestran indicios evidentes de desaceleración económica, lo cual suscita dudas acerca de la habilidad del país para mantener su progreso a corto término.

Industrias que requieren mucha mano de obra, como la edificación, el negocio y el turismo, encuentran obstáculos para recobrar el terreno perdido, y hasta este momento no se han dado a conocer acciones específicas desde la política gubernamental que permitan cambiar el panorama. Sin medidas claras que impulsen la inversión y el gasto, el riesgo de una desaceleración más pronunciada crece, impactando directamente en la estabilidad laboral.

El reto para los próximos meses será encontrar un equilibrio entre las políticas de estabilidad macroeconómica y la necesidad de dinamizar la economía real. Esto implica generar condiciones que incentiven la producción, fortalezcan la competitividad y promuevan la recuperación de los sectores que están en retroceso. De lo contrario, Costa Rica podría enfrentar un escenario en el que, pese a mantener un crecimiento positivo en términos generales, el beneficio no se refleje en oportunidades para la mayoría de la población.

Por Otilia Adame Luevano

También te puede gustar